viernes, 9 de mayo de 2025

IMPACTACION DE LA CABEZA FETAL DURANTE LA CESÁREA


A nivel mundial, más de 1 de cada 5 mujeres dan a luz por cesárea, y al menos el 5 % de estos nacimientos están en dilatación cervical completa. En estas circunstancias, y cuando el parto se ha prolongado en la primera etapa del parto, la cabeza fetal puede volverse baja y enclavada profundamente en la pelvis de la mujer, lo que dificulta el parto abdominal del bebé. Esta emergencia se conoce como cabeza fetal impactada. 

Estos son partos técnicamente difíciles asociados con riesgos graves tanto para la mujer como para el bebé. La dificultad para desimpactar la cabeza fetal aumenta los riesgos maternos de hemorragia y lesiones en los órganos adyacentes y puede tener consecuencias a largo plazo para futuros embarazos. Además, puede haber consecuencias neonatales asociadas, como fracturas de cráneo, hemorragia cerebral, lesión cerebral hipóxica y, rara vez, muerte perinatal. 

A nivel mundial, el personal de maternidad se encuentra cada vez más con esta emergencia, con estudios en el Reino Unido que sugieren que la cabeza fetal impactada puede complicar hasta 1 de cada 10 partos por cesárea de emergencia. Además, ha habido un fuerte aumento en los informes de lesiones cerebrales perinatales asociadas con la impactación de la cabeza fetal en el parto por cesárea. 

Cuando se produce una cabeza fetal impactada, el equipo de maternidad puede emplear una gama de enfoques para ayudar a parir la cabeza fetal, incluyendo un asistente (otro obstetra o partera) empujando la cabeza hacia arriba de la vagina, pariendo los pies del bebé primero (extracción inversa de las nalgas), administrando tocólisis para relajar el útero y usando un dispositivo de elevación cefálica para elevar la cabeza del bebé. 

Sin embargo, actualmente no hay consenso sobre la mejor manera de manejar estos nacimientos, lo que resulta en una falta de confianza entre el personal de maternidad, prácticas variables y daños potencialmente evitables en algunas circunstancias. Este artículo examinó la evidencia para la prevención y el manejo de esta emergencia obstétrica crítica y esbozó recomendaciones para las mejores prácticas y capacitación.

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