lunes, 11 de noviembre de 2024

CINCO ENIGMAS QUE AUN RODEAN LA MENOPAUSIA. APARICION DE FEZOLINETANT

Los médicos reclaman un mayor cuidado de la salud de la mujer: «Viven más pero con peor calidad» 

El conocimiento de la menopausia está viviendo una revolución. La investigación en este campo ha experimentado un auge en los últimos años, especialmente desde 2020, según la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Es un momento apasionante para su estudio porque son muchos los campos en los que se puede trabajar. Sobre la menopausia ha habido mucho tabú y desconocimiento. Era una etapa en la vida de la mujer que pasaba oculta, ni siquiera se explicaban los síntomas entre ellas. La mujer demanda un estado de salud y una calidad de vida parecida a la que tenía antes de la menopausia. El tabú y una investigación que tomaba al hombre como modelo universal, obviando las particularidades de la otra mitad de la humanidad, causó que el conocimiento de la menopausia quedara relegado a los márgenes.

La aparición reciente de un medicamento no hormonal para los sofocos simboliza esta nueva etapa. Con todo, hay ciertas cuestiones en torno a esta etapa de la vida femenina que solo se han respondido a medias.

Por qué las mujeres tienen la menopausia. La respuesta parece obvia. Con la edad, la reserva de óvulos entra en declive y se produce una bajada brusca de la producción de hormonas y en concreto los estrógenos. La menopausia significa el fin de la etapa fértil de la mujer. Es un fenómeno natural. Posiblemente, a nivel filogenético la mujer estaba hecha para morir con la menopausia, que es lo que pasaba en el siglo XV, pero los avances de la ciencia han hecho que viva mucho más tiempo. 

No obstante, la menopausia es una excepción en el mundo animal. Solo se ha observado un puñado de especies de mamíferos en que las hembras dejan de ovular en un momento determinado. Cuatro de ellas son cetáceos: la beluga, el narval, la orca y el calderón de aleta corta. La quinta es nuestro pariente más cercano, el chimpancé. 

El descubrimiento de este último, por cierto, ha puesto en entredicho una extravagante teoría que justificaba la menopausia humana: la hipótesis de la abuela o el valor adaptativo de que una mujer se  olvide de tener hijos para ocuparse de los nietos.

Los sofocos y otros síntomas de la menopausia. El fin del periodo fértil de la mujer se inicia entre los 45 y los 55 años, la edad promedio son los 50 años. Sofocos, alteraciones del sueño, de la piel o el cabello son algunos de los síntomas que notan y muchas veces ven como normal y van aguantando con ello, matizando que en cada mujer se puede manifestar un conjunto de síntomas distintos y de diferente intensidad y hay que abordarlos siempre de forma personalizada.

El tratamiento clásico ha sido proporcionar las hormonas cuyo declive los ha provocado: estradiol y progesterona principalmente. A pesar de las décadas de uso, sin embargo, hasta ahora no se había profundizado en el mecanismo por el que la falta de una hormona generaba los síntomas vasomotores, los famosos sofocos.

La aparición de fezolinetant, un medicamento recientemente aprobado para tratar los sofocos en las mujeres que tienen hormonas contraindicadas, por haber sufrido trombosis, infarto o un cáncer hormonodependiente, ha arrojado algo de luz en esa relación. Gracias a la investigación de nuevos fármacos sabemos que determinados sistemas de neuronas tienen una respuesta anómala relacionada con esa falta de estrógenos. Las nuevas investigaciones están arrojando luz sobre la fisiopatología de los sofocos.

Por qué unas mujeres sufren síntomas y otras no. Es una pregunta muy difícil de responder ¿Por qué unas mujeres ven muy afectada su calidad de vida con sofocos, problemas de sueño e incluso niebla mental (por no hablar de los síntomas que aparecen a medio y largo plazo, como la atrofia genitourinaria o los problemas cardiovasculares) y otras apenas son conscientes de ello? Una de las razones es genética. Si la madre ha tenido muchos sofocos en su momento, la hija tiene más riesgo. También influye el tipo de vida y la cantidad de estrógenos del cuerpo: la menopausia se define cuando el nivel de estrógenos cae por debajo de los 40 picogramos por litro, pero hay mujeres que tienen 20 y otras no llegan a 5.

Por qué duran tanto los síntomas de la menopausia. En algunas mujeres, los síntomas pueden aparecer unos años antes del fin de su etapa fértil, es lo que se conoce como perimenopausia: comienzan a experimentar sofocos y malestar desde los 40-45 años. Es verdad que hay un porcentaje de mujeres que no tienen sintomatología y no necesitan ningún tratamiento más que los cuidados en salud, la mayoría la vivirán entre tres y cinco años y luego irán bajando de intensidad, pero el 5-10% de las mujeres van a tener síntomas y sofocos a lo largo de su vida.

Se desconoce la razón y eso implica una pérdida de calidad de vida importante. La falta de estrógenos va a repercutir en muchas áreas, no solo en el sistema nervioso central sino también en sintomatología genitourinaria, la densidad ósea e incluso el sistema cardiovascular, la piel, etc.

Por qué no hay más tratamientos para la menopausia. La terapia hormonal ha sido la base del manejo de los síntomas de la menopausia en las últimas cuatro décadas. En los 80 se prescribían muchísimas hormonas pero luego se apreció que dando solo estrógenos podía aumentar el cáncer de endometrio. La prescripción de hormonas se redujo entonces, hasta que se demostró que, combinándola con progesterona, disminuía el riesgo. Más tarde se vio que aumentaba el riesgo de cáncer de mama, posteriormente se desmintió, y más tarde se odijo también que aumentaba el riesgo cardiovascular.

Hace unos seis años, hizo su aparición la terapia hormonal bioidéntica, que ha logrado disminuir el riesgo cardiovascular. Estamos en un buen momento en cuanto a los tratamientos. La confianza en la terapia hormonal dejaba fuera, sin embargo, a aquellas mujeres para las que estaba contraindicada: aquellas que habían sufrido un infarto o un tromboembolismo o habían pasado por un cáncer sensible a las hormonas, como el de endometrio o el de mama.

La aparición de fezolinetant para tratar los síntomas vasomotores ha cambiado las tornas, pero no es suficiente. Tampoco soluciona todo el problema. Alivia parte de la sintomatología pero no actúa sobre otros síndromes. De ahí que uno de los grandes retos de su abordaje es la investigación de nuevos fármacos, así como reformular las opciones actuales. Lo más importante es hacer cómodos los tratamientos, que en lugar de un comprimido al día pueda ser uno al mes.

También hay un largo camino para minimizar los riesgos asociados a la terapia hormonal, como la trombosis venosa. 

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