La evolución de la atención multidisciplinaria basada en equipos para mujeres con trastorno del espectro de placenta accreta ha proporcionado mejoras escalonadas en los resultados clínicos. Para este objetivo general es fundamental la capacidad de limitar la pérdida de sangre durante la cirugía. La colocación de globos inflables dentro de las arterias pélvicas, más comúnmente en las divisiones anteriores de las arterias ilíacas internas, se hizo popular en muchos centros, a expensas de prolongar la atención quirúrgica y con los consiguientes riesgos de lesión vascular.
Al mismo tiempo, la necesidad de exponer la anatomía de la pared lateral pélvica para identificar con seguridad el trayecto de los uréteres volvió a popularizar la estrategia alternativa de ligar las mismas divisiones anteriores de las arterias ilíacas internas.
Sin embargo, un subconjunto de mujeres tiene la forma más grave de espectro de placenta accreta, a saber, placenta previa-percreta. Estas mujeres corren el riesgo de sufrir una hemorragia importante durante la cirugía por los vasos que surgen fuera de los territorios de las arterias ilíacas internas. Estos suministros de sangre adicionales, principalmente de las arterias ilíacas externas, presentan riesgos importantes de pérdida de sangre importante incluso en manos experimentadas.
Para abordar este riesgo, algunos centros, principalmente en China, han adoptado un enfoque de colocación rutinaria de un balón aórtico infrarrenal, con tasas impresionantemente bajas de pérdida de sangre y la capacidad de conservar el útero mediante la resección de la placenta con la porción afectada de la pared uterina. Revisamos estos desarrollos para la realización segura de la histerectomía por cesárea electiva para la placenta previa-percreta, el trastorno más grave del espectro de placenta accreta.
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