No hay duda de que el tratamiento más efectivo para el alivio de los síntomas del síndrome climatérico es el tratamiento hormonal. Las principales Sociedades científicas, incluidas la AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia) y la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), coinciden en que si hay afectación de la calidad de vida, los beneficios superan los riesgos en los primeros 10 años tras la menopausia y antes de los 60 años.
Dentro del tratamiento hormonal, existen fórmulas cada vez más seguras que han demostrado eficacia clínica, como el TSEC (tissue selective estrogen complex), que combina estrógenos conjugados equinos y bazedoxifeno (0.45mg/20mg). El objetivo es asociar los efectos antiestrógenos en el útero y la mama de bazedoxifeno, manteniendo los efectos estrogénicos positivos, evitando así la necesidad del progestágeno. Se han realizado ensayos clínicos que evalúan la actividad y la seguridad de la TSEC en más de 7500 mujeres de todo el mundo en una serie de estudios de fase 3, doble ciego, aleatorizados, controlados con placebo, denominados SMART. De dichos estudios se desprende que TSEC es eficaz en la mejoría de síntomas vasomotores, calidad de sueño, calidad de vida (CV), atrofia vulvo-vaginal y metabolismo óseo con un buen perfil de seguridad.
El tratamiento de los síntomas de menopausia, ha de ser individualizado, teniendo en cuenta la clínica, los factores de riesgo en cada paciente, sus preferencias y la época del ciclo vital en la que se encuentre. En este sentido, la pandemia por COVID, un evento tan inesperado como insólito, pude condicionar la clínica de la mujer menopáusica y su tratamiento.
Con el objetivo de valorar el impacto del confinamiento sobre la CV de las mujeres en la menopausia y la posible influencia de la resiliencia en ella, desde la AEEM se realizó un estudio pendiente de publicación en la revista Maturitas. Se utilizó un cuestionario on line que fue completado por 2430 mujeres de 40 a 70 años en las que se evaluó la CV relacionada con la salud mediante la escala corta de Cervantes (EC SF-16) y la resiliencia mediante la escala de Resiliencia WYRS (RS-14). Ambas mostraron una correlación lineal negativa (a mayor resiliencia, mejor CV relacionada con la salud) y factores como vivir en compañía, la actividad física, sexual y el uso de antidepresivos fueron independientes de la CV en las mujeres peri/ postmenopaúsicas. Durante el confinamiento, las mujeres encuestadas mostraron tener puntuaciones altas en el dominio de “menopausia y salud”. Tal vez por ello la adherencia al tratamiento hormonal en esta época ha sido alta (84.7% en 85 mujeres interrogadas bajo tratamiento hormonal).
Las aparentes diferencias de género a favor de las mujeres en el riesgo de contraer y morir por la COVID-19, han planteado la cuestión acerca de la posibilidad de la influencia de los estrógenos en la respuesta a la infección, actuando a través de una variedad de mecanismos que incluyen inmunomodulación, la prevención de la tormenta de citoquinas y la protección endotelial. Por el momento el conocimiento en este campo es incompleto y aunque se han planteado incluso estrategias preventivas con terapia hormonal en las mujeres menopáusicas no hay que olvidar que los tratamientos hormonales con estrógenos, suponen un incremento en el riego de enfermedad tromboembólica.
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