jueves, 2 de julio de 2020

TELEMEDICINA POST COVID-19

La situación que estamos viviendo está poniendo a prueba todas las estructuras sanitarias de las que dispone el ciudadano y está siendo el caldo de cultivo perfecto para la aparición de nuevas alternativas en el sector de la salud que, si bien ya existían, no gozaban de la reputación necesaria para el gran público, incluidos ambos protagonistas, profesionales y pacientes.

Esta crisis ha destapado la necesaria priorización de una atención inmediata y, sobre todo, personalizada, debido a la infinidad de síntomas que contempla la COVID-19. Todo ello ha revelado la importancia de escuchar al paciente, de acompañarle en todo proceso médico, y ha supuesto el contexto ideal para desarrollar otros modelos de asistencia sanitaria para evitar el colapso del sistema, entre ellos, la telemedicina.

Este nuevo paradigma en la relación médico-paciente anticipa, quizás, las claves de la Medicina del futuro. El estado de alarma y, por consiguiente, el confinamiento, nos ha permitido medir el amplio potencial del entorno digital aplicado a una actividad que, a primera vista, podría parecernos eminentemente presencial. Sin embargo, la telemedicina aporta grandes posibilidades en la atención individual, como inmediatez, mejoras en la calidad y la personalización de la atención al paciente y, por supuesto, desahogo de las estructuras sanitarias convencionales.

En estadios tempranos de la crisis, la asistencia telemática ha ofrecido atención al ciudadano en cuanto a sus dudas y orientación sobre los riesgos o beneficios de acercarse a un centro de salud ante síntomas palpables; indicaciones para reconocer la sintomatología de la enfermedad y sus efectos, y, además, pautas para proteger a las personas más cercanas frente a posibles exposiciones. La pantalla de un dispositivo electrónico ha dejado de ser un espacio frío, distante, impersonal y carente de confianza para convertirse en una ventana abierta a la escucha personal y al cuidado continuado.

Hemos descubierto, debido a esta pandemia, que la preocupación del paciente gira en torno a la falta de información. Lo que busca es sentirse acompañado en el proceso, y este modelo de comunicación telemática posibilita una relación estrecha, inmediata y, por qué no decirlo, más satisfactoria, entre médico y paciente. Chatear con tu médico o hablarle a una pantalla ha dejado de ser sorprendente, es más, se ha convertido en un comportamiento de lo más natural, sencillo y ágil.

Es un verdadero avance, por ejemplo, para los que sufren enfermedades crónicas, que no son pocos. Esta tipología de paciente puede “acudir” a consultas sucesivas sin necesidad de desplazarse al centro hospitalario. Es aquí donde la digitalización de la Medicina juega un papel fundamental en la descongestión de los centros sanitarios. El empleo de sistemas de telecomunicación permite optimizar las visitas presenciales

El mayor desafío, quizás, será disponer o adaptar la normativa y el código deontológico de los profesionales a esta nueva realidad, un marco jurídico que todavía está por desarrollar, a la espera de ver todo lo que aún puede ofrecernos, y nos ofrecerá seguro, la nueva consulta virtual.

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