miércoles, 6 de marzo de 2019

DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DEL SINDROME ANTIFOSFOLIPIDO

El síndrome antifosfolipídico obstétrico es una alteración autoinmune adquirida que asocia diversas complicaciones obstétricas, en ausencia de historia trombótica previa, junto con la existencia de anticuerpos antifosfolipídicos dirigidos contra fosfolípidos, proteínas denominadas cofactores o contra complejos fosfolípidos-cofactor.

El síndrome antifosfolipídico obstétrico es una alteración autoinmune adquirida que asocia diversas complicaciones obstétricas, en ausencia de historia trombótica previa, junto con la existencia de anticuerpos antifosfolipídicos dirigidos contra fosfolípidos, proteínas denominadas cofactores o contra complejos fosfolípidos-cofactor. Aunque las complicaciones obstétricas se han relacionado con sus propiedades procoagulantes, estudios anatomopatológicos en placentas humanas han demostrado su capacidad proinflamatoria vía sistema del complemento-citocinas proinflamatorias. En el síndrome antifosfolípido, el principal objetivo de los anticuerpos antifosfolípidos es la glucoproteína I β2 (β2GPI), una proteína plasmática que se une con avidez a las superficies de los fosfolípidos, aún más cuando se dimeriza mediante la unión a un anticuerpo anti-β2GPI.

No hay acuerdo general sobre cuál es el perfil de anticuerpos antifosfolipídicos (categoría de laboratorio) que confiere más riesgo obstétrico, aunque las denominadas categorías I y IIa son las mejores candidatas. El tratamiento combinado con dosis bajas de aspirina y heparina consigue buenos resultados obstétricos y maternos. Se revisan también las posibilidades terapéuticas en los casos refractarios. La evolución a otras enfermedades autoinmunes es baja.

Aunque las complicaciones obstétricas se han relacionado con sus propiedades procoagulantes, estudios anatomopatológicos en placentas humanas han demostrado su capacidad proinflamatoria vía sistema del complemento-citocinas proinflamatorias. No hay acuerdo general sobre cuál es el perfil de anticuerpos antifosfolipídicos (categoría de laboratorio) que confiere más riesgo obstétrico, aunque las denominadas categorías I y IIa son las mejores candidatas.

El tratamiento combinado con dosis bajas de aspirina y heparina consigue buenos resultados obstétricos y maternos. Los anticuerpos antifosfolípidos pueden inducir la activación de células endoteliales, del complemento, de plaquetas, de neutrófilos y de monocitos, lo que lleva a trombosis, insuficiencia renal, valvulopatía, pérdida de embarazos y complicaciones neurológicas. La warfarina es la principal opción de tratamiento.

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