martes, 1 de mayo de 2018

RETRASO DE CRECIMIENTO FETAL INTRAUTERINO Y RELACION CON LA BIOMETRIA Y BIOMARCADORES


La restricción del crecimiento fetal es un determinante principal de la morbilidad y mortalidad perinatal. El cribado para la restricción del crecimiento fetal es un elemento clave de la atención prenatal, pero se reconoce que es problemático. El cribado mediante evaluación de riesgos clínicos y la ecografía dirigida a mujeres de alto riesgo es el estándar de atención en los Estados Unidos y el Reino Unido, pero se sabe que el enfoque es de baja sensibilidad. Las revisiones sistemáticas de los ensayos controlados aleatorios no demuestran ningún beneficio del cribado con ultrasonido universal para la restricción del crecimiento fetal en el tercer trimestre, pero la base de evidencia no es sólida.

La implementación del cribado universal de ultrasonido en mujeres de bajo riesgo en Francia no redujo el riesgo de complicaciones entre los lactantes pequeños para la edad gestacional, pero sí pareció causar daño iatrogénico a los falsos positivos.

Una estrategia para progresar es mejorar el cribado mediante el desarrollo de pruebas más sensibles y específicas con el objetivo clave de diferenciar entre fetos pequeños sanos y aquellos que son pequeños a través de la restricción del crecimiento fetal. Como se cree que la placentación anormal es la principal causa de restricción del crecimiento fetal, un enfoque es combinar la biometría fetal con un indicador de la disfunción placentaria. En el pasado, estos indicadores generalmente eran mediciones ultrasónicas, como la velocimetría de flujo Doppler de la circulación uteroplacentaria. Sin embargo, otro enfoque prometedor es combinar la sospecha ultrasónica de un niño pequeño para la edad gestacional con un análisis de sangre que indique una disfunción placentaria.

Hasta ahora, gran parte de la investigación sobre biomarcadores del suero materno para la restricción del crecimiento fetal ha involucrado el análisis secundario de pruebas realizadas para otras indicaciones, como las aneuploidías fetales. Un ejemplo de esto es la proteína A del plasma asociada al embarazo. Este análisis de sangre se realiza principalmente para evaluar el riesgo del síndrome de Down, pero las mujeres con niveles bajos en el primer trimestre ahora se analizan en serie en el embarazo posterior debido a asociaciones con causas placentarias de muerte fetal. incluida la restricción del crecimiento fetal.

El desarrollo de tecnologías "ómicas" presenta una gran oportunidad para identificar nuevos biomarcadores para la restricción del crecimiento fetal. La esperanza es que cuando dichos marcadores se midan junto con la biometría fetal ultrasónica, la combinación tenga un fuerte poder predictivo para la restricción del crecimiento fetal y sus complicaciones relacionadas. Sin embargo, habrá que abordar una serie de importantes consideraciones metodológicas para evaluar la eficacia diagnóstica de las nuevas pruebas. El desafío a partir de entonces será identificar nuevas intervenciones modificadoras de la enfermedad, que son el socio esencial para una prueba de detección efectiva para lograr una evaluación basada en la población clínicamente efectiva.

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