Azúcares son necesarios para darnos energía y en cantidades moderadas contribuyen a nuestro bienestar. Altos niveles de azúcares mantenidos, como se encuentra en los diabéticos, dañan las células y también pueden aumentar las posibilidades de padecer un cáncer.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad predispone a la diabetes y su prevalencia se duplica cada 20 años en todo el mundo. 1 de cada 10 adultos en todo el mundo (12%) son obesos (IMC> 30). 1 de cada 6 niños en el Reino Unido y España sufren obesidad (16%). La diabetes causa 4,6 millones de defunciones en 2011, más de 2 muertes por hora en España, más en EE.UU. En todo el mundo, 1 de cada 10 adultos (10%) sufrieron de diabetes en el 2010 y más de un tercio de las personas con diabetes no saben que padecen la enfermedad. El costo nacional de la diabetes o el cáncer está en el orden de miles de millones de libras o euros en España o Inglaterra.
Más de la mitad (63%) de las muertes prematuras en el mundo se deben a enfermedades no transmisibles (ENT), de los cuales el cáncer y la diabetes están entre las 4 causas más frecuentes. Por lo menos 1 en 3 de los cánceres principales (27-39%) se puede prevenir por la dieta mejora, la actividad física y la composición corporal.
Los científicos de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid han descubierto un mecanismo clave que vincula la obesidad y la diabetes con el cáncer: los altos niveles de azúcar, aumentan la actividad de un gen ampliamente implicado en la progresión del cáncer. Es bien sabido que la obesidad es una causa principal de la diabetes, una enfermedad en la que el cuerpo no puede controlar los niveles de azúcar en la sangre. Lo que es menos conocido es que la diabetes y la obesidad están asociados con un aumento en el riesgo de cáncer. Es decir, la población diabética tiene hasta el doble de posibilidades de sufrir un cáncer pancreático o de colon.
Las células del intestino liberan una hormona llamada GIP que aumenta la liberación de insulina por el páncreas. En un estudio publicado en Molecular Cell, demostró que la capacidad de las células intestinales a secretar GIP es controlado por una proteína llamada β -catenina, y que la actividad de β -catenina es estrictamente dependiente de los niveles de azúcar. El aumento de actividad de β -catenina se sabe que es un factor importante en el desarrollo de muchos tipos de cáncer y puede hacer que las células normales se inmortalicen, clave en las primeras etapas de la progresión del cáncer. El estudio demuestra que altos niveles de azúcar inducen la acumulación nuclear de β -catenina y conduce a la proliferación celular.
Un cambio de dieta es una de las estrategias más sencillas de prevención que puedan potencialmente ahorrar mucho sufrimiento y dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario