
Las nuevas directrices sobre GSM recomiendan el diagnóstico basado en los síntomas, la toma de decisiones compartida y el estrógeno local como terapia de primera línea para mejorar la calidad de vida.
La Asociación Urológica Americana (AUA), la Sociedad de Urodinámica, Medicina Pélvica Femenina y Reconstrucción Urogenital (SUFU) y la Sociedad Americana de Uroginecología (AUGS) han publicado una nueva guía con recomendaciones basadas en la evidencia para el diagnóstico y tratamiento del síndrome genitourinario de la menopausia (GSM).
El diagnóstico se basa en los síntomas reportados por el paciente, incluyendo sequedad, irritación, dispareunia y quejas urinarias como disuria, urgencia e infecciones recurrentes del tracto urinario. Los signos físicos, como la atrofia labial, la estenosis introital o cambios en el pH vaginal, pueden apoyar el diagnóstico, pero no son necesarios. Se aconseja a los médicos que no dependan de los niveles hormonales para el diagnóstico o las decisiones de manejo.
La directriz enfatiza la toma de decisiones compartida (SDM) que considera las preferencias y objetivos de la paciente. Los médicos deben examinar a las pacientes utilizando una historia clínica enfocada, realizar un examen genitourinario y evaluar las condiciones coexistentes. Las derivaciones a la fisioterapia del suelo pélvico o a la terapia sexual pueden ser apropiadas, particularmente cuando los síntomas afectan el bienestar psicosocial o sexual.
El estrógeno vaginal local de baja dosis es la terapia de primera línea. Se recomienda el estrógeno vaginal para mejorar la sequedad vulvovaginal, la irritación y la dispareunia. Esta terapia se puede administrar como crema, inserto, tableta o anillo. Aunque la calidad de la evidencia era baja, mostró constantemente una mejoría en los síntomas con un perfil de seguridad favorable. A las pacientes con infecciones recurrentes del tracto urinario también se les debe ofrecer estrógeno local, que tiene evidencia de nivel moderado que respalda su uso para reducir el riesgo de infección.
Otras opciones hormonales disponibles. La deshidroepiandrosterona vaginal (DHEA) puede mejorar la sequedad y la dispareunia y se considera una recomendación de fuerza moderada. El ospemifeno oral también es una opción para estos síntomas, pero tiene una recomendación condicional debido a la evidencia limitada. Para las pacientes que ya están en terapia sistémica con estrógenos, se puede ofrecer estrógeno local adicional o DHEA. Ninguno de estos tratamientos está asociado con un mayor riesgo de cáncer de mama o endometrial según la evidencia disponible.
Terapias no hormonales y basadas en la energía. Se recomiendan hidratantes y lubricantes solos o en combinación con otros tratamientos. La guía aconseja no usar suplementos alternativos o irritantes vaginales. La evidencia no apoya terapias basadas en la energía como el láser CO2 o Er:YAG, o dispositivos de radiofrecuencia. Estas intervenciones se consideran experimentales y solo pueden discutirse en el contexto de la SDM para pacientes no elegibles para opciones aprobadas por la FDA.
La guía establece que las pacientes que usan estrógeno local, DHEA vaginal u ospemifeno no requieren vigilancia endometrial. Datos limitados sugieren que estos tratamientos no aumentan el riesgo de hiperplasia endometrial o cáncer.
La directriz recomienda que los médicos reevaluen a los pacientes para monitorear la respuesta a los síntomas y discutir la posible necesidad de tratamiento a largo plazo. El GSM es una condición crónica, y puede ser necesaria una terapia continua para mantener el alivio de los síntomas y la calidad de vida.
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