
Un nuevo estudio informó de cómo una relación soluble de tirosina quinasa-1 similar a fms y factor de crecimiento placentario sFlt-1/PlGF puede ayudar a predecir la progresión de la preeclampsia, ayudando en la evaluación del riesgo y optimizando la atención al paciente.
Introducción. Las probabilidades de progresión a la preeclampsia (PE) se pueden evaluar mediante la utilización de la relación de tirosina quinasa-1 (sFlt-1) similar a la fms soluble al factor de crecimiento placentario (PlGF) dentro de la práctica clínica, según un estudio reciente publicado en el American Journal of Obstetrics & Gynecology. Aproximadamente del 5 % al 8 % de los embarazos se ven afectados por la preeclampsia, lo que la convierte en una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna y neonatal en todo el mundo. El parto es la única intervención que se ha indicado que es eficaz para el tratamiento, lo que puede conducir a complicaciones a corto y largo plazo.
Desafíos en el diagnóstico de PE. Las hospitalizaciones prolongadas innecesarias y las pruebas de laboratorio en serie no solo pueden conducir a un aumento de los costos de atención médica, sino también causar un estrés indebido significativo a las pacientes embarazadas. Además, los criterios clínicos de diagnóstico tradicionales para la EP, como la presión arterial elevada, la proteinuria y los dolores de cabeza, tienen un valor predictivo deficiente.
Se ha desarrollado un modelo de riesgo de EP utilizando el desequilibrio de factores proangiogénicos y antiangiogénicos en la circulación materna, lo que permite la predicción basada en las concentraciones de sFlt-1 y PlGF. Para determinar los beneficios y riesgos de este método de prueba, los investigadores realizaron un estudio de cohorte prospectivo.
Diseño de estudio y metodología. Los datos se obtuvieron de registros médicos electrónicos después de la implementación de la prueba sFlt-1/PlGF. Se incluyeron en el análisis a las personas con un embarazo individual a las 23 a 34 semanas de gestación y un trastorno hipertensivo del embarazo (EHD). Los criterios de exclusión incluyeron síntomas de hemólisis, enzimas hepáticas elevadas, síndrome de plaquetas bajas y eclampsia.
Se hizo referencia a los comentarios de los proveedores de medicina materno-fetal para desarrollar un algoritmo de gestión para las indicaciones de pruebas de biomarcadores sFlt-1/PlGF, recomendaciones de manejo, asesoramiento al paciente y protocolos de documentación. La educación se proporcionó en presentaciones de todo el departamento antes del lanzamiento.
Se recomendó una mayor vigilancia en pacientes con mayor riesgo basado en pruebas de biomarcadores, mientras que se recomendó un manejo expectante en aquellas con bajo riesgo. También se dio orientación para el asesoramiento al paciente, pero las decisiones fueron tomadas por los médicos tratantes. Se recomendó que las decisiones de gestión se basaran en las pautas de práctica clínica estándar.
Los resultados primarios incluyeron el parto como se indica clínicamente, la progresión a EP con características graves, latencia entre los datos de medición de biomarcadores y el parto, y los resultados maternos o perinatales adversos. Las muestras de suero se obtuvieron a través de la punción venosa después del parto.
Características y hallazgos del paciente. Hubo 65 consultas en 58 pacientes incluidas en el análisis final. El índice medio de masa corporal en el momento del ingreso entre estos pacientes fue de 35,4, y el 66,2 % autoinformaba su raza como negra.
Se informó de EP previa en el 32,3 % de los encuentros e hipertensión crónica preexistente en el 44,6 %. Se informó de una edad media y un IMC más altos en pacientes con un sFlt-1/PlGF por debajo de 40 frente a 40 o más.
Los grupos de baja relación y alta proporción tenían proporciones medianas de sFlt-1/PlGF de 4 y 176, respectivamente, en la inscripción. La mediana de la presión arterial sistólica (SBP) fue de 128 y 143, respectivamente, y la mediana de la presión arterial diastólica (DBP) fue de 76 y 89, respectivamente.
Presión arterial y resultados del tratamiento. A las 2 semanas, la mediana de SBP fue de 134 y 161, respectivamente, y la mediana de DBP fue de 82 y 94, respectivamente. Las tasas de hipertensión grave fueron del 16,7% frente al 55,2%, respectivamente, destacando una reducción en el grupo de baja proporción. Además, los pacientes con baja proporción tenían significativamente menos probabilidades de usar un antihipertensivo dentro de las 2 semanas posteriores a la inscripción, con tasas del 36,1 % y 79,3 %, respectivamente.
Las edades gestacionales medias en el momento del parto fueron de 37,1 semanas y 32,6 semanas, respectivamente, mientras que los períodos medios entre la primera extracción de biomarcadores y el parto fueron de 33 frente a 7 días, respectivamente. La administración de corticosteroides se informó en el 22,9 % y el 82,8 %, respectivamente, dentro de las 2 semanas posteriores a la inscripción.
Al evaluar los resultados perinatales adversos, los investigadores notaron una reducción significativa de las probabilidades de indicaciones relacionadas con los HDP entre los pacientes de baja proporción frente a los pacientes con alta proporción, con tasas del 5,6 % y el 72,4 %, respectivamente. Los pacientes de baja proporción también tuvieron un tiempo más largo para indicar el parto.
Conclusiones. Estos resultados indicaron la fiabilidad de las pruebas de biomarcadores sFlt1-1/PlGF para evaluar el riesgo en pacientes con HDP. Este fue especialmente el caso de las pacientes con incertidumbre clínica.
Se necesitan estudios adicionales con tamaños de muestra más grandes para evaluar si la evaluación de riesgos basada en biomarcadores puede reducir los días de hospitalización para la madre y el bebé y los costos asociados.
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