Con los datos en la mano, el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos dice que la mujer española tiene a su primer hijo a los 32 años y el segundo a los 34. Necesitamos encontrar urgentemente soluciones al envejecimiento ovárico y a las anomalías genéticas de los embriones que producen las mujeres a partir de los 35 años, que le impiden en muchos casos la gestación. La selección genética no invasiva de embriones sanos y la edición genética de embriones aneuploides, son dos temas con bastante peso, con la mirada puesta en acortar la brecha de la infertilidad.
En nuestro país, se llevan a cabo más de 180.000 tratamientos de fertilidad al año, dando lugar al 9,5% de los nacimientos, según datos del Registro Nacional de Actividad – Registro SEF de 2019.
No sabemos todavía cómo afectará la Covid-19 a la natalidad española ni a las técnicas de reproducción asistida con certeza. Tendremos que esperar al registro SEF 2020 para observar el impacto en los tratamientos y al de 2021 para saber el verdadero impacto en la natalidad, pero todo apunta a que asistiremos a un descenso mayor aún del que estamos observando en las últimas décadas.
En 2019 la natalidad descendió en 8.685 respecto a 2018. Sin los bebés de reproducción asistida estaríamos hablando de -42.000. Ahora, más que nunca, la misión de la medicina de la reproducción es amortiguar el descenso, facilitando el acceso a la reproducción y democratizando en la medida de lo posible las técnicas que permitan a la población reproducirse sin obstáculos.
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