En comparación con las pacientes sin epilepsia, las pacientes con epilepsia tienen más probabilidades de experimentar ciclos anovulatorios, sangrado menstrual irregular y amenorrea. Aunque la supresión hormonal no debe iniciarse antes de la pubertad o la menarquia, el asesoramiento prepuberal puede ser apropiado, y los obstetras-ginecólogos pueden trabajar con pacientes jóvenes y sus familias para desarrollar un plan para iniciar la menarquia. Adicionalmente, los obstetras-ginecólogos deben estar al tanto de cualquier cambio en la medicación, incluidos los antiepilépticos, para pacientes adolescentes con trastornos convulsivos.
La investigación sobre la terapia hormonal para el tratamiento de la epilepsia es escasa; sin embargo, las propiedades anticonvulsivas de varias progestinas se han explorado como tratamiento potencial. No hay evidencia concluyente de que la anticoncepción hormonal combinada aumente las convulsiones epilépticas, y la epilepsia en sí misma no representa un mayor riesgo de un resultado adverso para quienes usan píldoras anticonceptivas orales combinadas, el parche anticonceptivo o un anillo anticonceptivo. Debido a que muchos medicamentos antiepilépticos son teratogénicos, es crítico hablar sobre la salud sexual y proporcionar opciones anticonceptivas efectivas a esta población.
Recomendaciones y conclusiones El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos formula las siguientes recomendaciones y conclusiones con respecto al manejo ginecológico de adolescentes y mujeres jóvenes con trastornos convulsivos:
- Los trastornos convulsivos con frecuencia se diagnostican y manejan durante la adolescencia; por lo tanto, los obstetras-ginecólogos que atienden a adolescentes deben estar familiarizados con la epilepsia y otros trastornos convulsivos, así como con los medicamentos antiepilépticos.
- Con el inicio de la menstruación, las convulsiones pueden aumentar y tanto la afección como sus terapias influyen en la salud reproductiva, incluida la elección de anticonceptivos, la eficacia anticonceptiva y el ciclo menstrual.
- Las adolescentes con trastornos convulsivos requieren educación continua sobre los posibles resultados adversos del embarazo y las opciones anticonceptivas más efectivas. Idealmente, la educación debería comenzar a principios de la adolescencia y continuar a lo largo de la vida reproductiva de la paciente porque los medicamentos antiepilépticos, las necesidades anticonceptivas y el deseo de embarazo pueden cambiar con el tiempo.
- El riesgo de malos resultados del embarazo se debe principalmente a la teratogenicidad de algunos medicamentos antiepilépticos. Aunque las pacientes embarazadas con epilepsia que no están medicadas tienen una tasa de malformación fetal similar a la de la población general, la exposición a fármacos antiepilépticos fetales se asocia con un aumento del riesgo de malformaciones congénitas mayores de dos a tres veces, con tasas aún más altas reportadas con el uso de valproato o politerapia.
- La colaboración con un neurólogo es importante cuando se inicia o cambia la terapia hormonal, ya sea para el control de la natalidad, la supresión menstrual u otras indicaciones médicas, porque estos medicamentos hormonales pueden tener una interacción bidireccional en los fármacos antiepilépticos inductores de enzimas.
- Muchos pacientes, particularmente aquellos con convulsiones refractarias, usarán politerapia con medicamentos antiepilépticos, lo que aumentará la probabilidad de interacciones farmacológicas.
- El tratamiento de primera línea para los trastornos convulsivos es la medicación anticonvulsiva; La terapia hormonal es un enfoque complementario.
- En dosis estándar, se ha demostrado que la administración de acetato de medroxiprogesterona de depósito (DMPA) disminuye la frecuencia de las convulsiones.
- Un dispositivo intrauterino (DIU) que contiene levonorgestrel es una opción segura y efectiva en adolescentes y mujeres jóvenes con trastornos convulsivos que desean una mejoría menstrual o anticoncepción.
- Cuando no se pueden evitar los fármacos antiepilépticos inductores de enzimas, se debe aconsejar a los pacientes que usen simultáneamente métodos de barrera (por ejemplo, condones) con anticonceptivos hormonales combinados para disminuir el riesgo de fracaso anticonceptivo.
- Se ha demostrado que el uso de píldoras anticonceptivas orales combinadas (OCP) con lamotrigina reduce las concentraciones de lamotrigina en un 50%, aumentando el riesgo de convulsiones. Además, los niveles de lamotrigina aumentan durante el intervalo sin píldoras, lo que podría contribuir a los efectos adversos. Cuando no se puede evitar el uso de lamotrigina y anticonceptivos hormonales combinados, pueden ser necesarios ajustes de dosis con lamotrigina o se puede considerar el uso de anticonceptivos de ciclo extendido, o ambos.
- Todos los métodos de anticoncepción de emergencia se pueden usar sin restricción en adolescentes y mujeres jóvenes con trastornos convulsivos o aquellas que usan medicamentos antiepilépticos.
- Para aquellas pacientes que planean quedar embarazadas, es apropiado consultar con un neurólogo para optimizar la elección de medicamentos para disminuir el potencial teratogénico.
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