Es muy importante el consejo pregestacional en
las mujeres obesas, ya que una reducción significativa de peso antes del
embarazo, mejora los resultados obstétricos y los resultados en la salud de los
hijos incluso en la vida adulta.
En España, la obesidad es una patología cada vez más
prevalente en todos los grupos de edad y las mujeres embarazadas no están
exentas de padecerla. Según el grado de sobrepeso que tenga la mujer al
comenzar la gestación, el profesional sanitario establecerá cuántos kilos son
recomendables ganar, ya que el incremento ha de ser menor que el de una mujer
con peso normal. El exceso de peso, previo al embarazo o adquirido durante el
mismo, es siempre un factor de riesgo que puede presentar complicaciones
en la gestación, en el parto y posparto.
A una mujer que tiene un peso normal al inicio del embarazo, se le recomienda aumentar de 7 a 11 kilos durante toda la gestación. Son los necesarios para contribuir a la ganancia ponderal del feto y a los tejidos de soporte de la madre. Los aumentos menores se relacionan con el riesgo de retardo del crecimiento intrauterino. Sin embargo, ante el embarazo de una mujer obesa, las recomendaciones son distintas.
A una mujer que tiene un peso normal al inicio del embarazo, se le recomienda aumentar de 7 a 11 kilos durante toda la gestación. Son los necesarios para contribuir a la ganancia ponderal del feto y a los tejidos de soporte de la madre. Los aumentos menores se relacionan con el riesgo de retardo del crecimiento intrauterino. Sin embargo, ante el embarazo de una mujer obesa, las recomendaciones son distintas.
Si bien la gestación no es una época para someterse a un régimen de pérdida de peso, no hay que alejarse de las metas nutricionales que aconsejan los especialistas: resaltar la importancia de seleccionar alimentos de gran calidad nutricional y evitar los que son ricos en calorías y que resultan innecesarios. En caso de que la gestante sufra un aumento muy brusco de peso, sobre todo en los primeros cinco meses de gestación, la revisión ginecológica descartará una posible diabetes gestacional. La disminución drástica de ingesta calórica provoca un aporte insuficiente de nutrientes esenciales y puede causar trastornos en el desarrollo del feto.
Asimismo, después de 20 semanas de embarazo, también
hay que estar atentos a un aumento repentino de peso, ya que si se acompaña de hinchazón en pies, manos
y rostro, puede ser síntoma de preeclampsia. Esta situación se caracteriza,
además de los signos citados, por hipertensión arterial, incremento de
proteínas en la orina y dolor de cabeza. Afecta a un 10% de las gestantes y,
hasta ahora, el tratamiento se basa en el reposo total para los casos más leves
y en la inducción del parto, en los más graves.
Como conclusiones, es importante remarcar los
siguientes puntos:
• La obesidad es un factor de riesgo
independiente de complicaciones en todas las etapas del proceso reproductivo.
• Sería conveniente seguir un plan o protocolo
específico de seguimiento del embarazo, parto y puerperio de la mujer obesa.
• Este plan debería incluir el asesoramiento
nutricional y de estilo de vida adecuado ajustado al peso preconcepcional y
limitando la ganancia de peso gestacional.
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