lunes, 24 de abril de 2017

NUEVO PROCEDIMIENTO QUIRURGICO PARA LA RADIACION PELVICA: TRANSPOSICION UTERINA

En las mujeres premenopáusicas con órganos reproductivos intactos, la quimiorradiación radical de la pelvis dañaría no sólo a los ovarios sino también al útero y otros órganos pélvicos. Si bien la fertilidad no es un gran problema para algunas mujeres, puede ser un gran problema para otras, sobre tdoo cuando hay técnica para preservarlos del daño inducido.
 

La dosis de radiación máxima tolerada que causa insuficiencia ovárica es de sólo 15 Gy; La dosis máxima tolerada al útero y al cuello uterino es ligeramente superior (20 Gy a 30 Gy). Por el contrario, la dosis utilizada para el tratamiento de radiación para el cáncer de recto es de aproximadamente 50 Gy, que es significativamente mayor. Durante el tratamiento con quimiorradioterapia, toda la pelvis será tratada con radiación. El cáncer rectal es bastante sensible a la radiación y los resultados del tratamiento a menudo son excelentes. Sin embargo, e invariablemente, todos los órganos pélvicos que reciben cantidades significativas de radiación sufrirán daño.


Con el fin de salvar la fertilidad en estos casos, se les ofrece una transposición laparoscópica del útero, desplazando el útero y los ovarios fuera del campo de radiación. Esto significa reposicionar el útero temporalmente a la parte superior del abdomen. Después del tratamiento de radiación se reposicionan el útero y los ovarios en la pelvis, de nuevo a su posición normal. El procedimiento es nuevo, y técnicamente es similar a una traquelectomía radical, un procedimiento que muchos oncólogos ginecológicos ofrecen a las pacientes. La base de este procedimiento es que los vasos sanguíneos de los ovarios proporcionan también un buen suministro de sangre para el útero al mismo tiempo.

Se necesitan más estudios para evaluar la viabilidad del útero, así como la seguridad y efectividad del procedimiento. La herniación del intestino delgado, la viabilidad del útero y los ovarios y las preocupaciones oncológicas sobre el potencial de propagación del tumor tendrán que ser evaluados. Este nuevo procedimiento quirúrgico será una modesta extensión de nuestras capacidades quirúrgicas existentes. Por lo tanto, los oncólogos ginecológicos rápidamente deben aprender y adaptarse a este nuevo procedimiento. 

Sin embargo, debemos permanecer vigilantes y cautelosos acerca de posibles eventos adversos y la presentación de complicaciones. Una de las complicaciones potencialmente graves que deben preocuparnos es la posibilidad de propagación de un tumor que podría haber sido potencialmente curable, pero ahora se ha trasladado a lugares que no son susceptibles de tratamiento de radiación. Es imprescindible que colaboremos con nuestros colegas quirúrgicos colorrectales con el fin de seleccionar los pacientes adecuados para dicho tratamiento experimental. Tenemos que hacer todo lo posible para que un nuevo y potencialmente valioso procedimiento quirúrgico esté siendo evaluado y ofrecido a los pacientes adecuados.

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