Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), los médicos de obstetricia deberían en general, intentar limitar las intervenciones para el parto en embarazos a término de "bajo riesgo". La actitud expectante en vez de intervencionista en situaciones de trabajo de parto en fase latente, e incluso después de la rotura prematura de membranas debe ser la regla, considerando que esas pacientes son de bajo riesgo y que progresan normalmente en el trabajo de parto.
En cambio, los médicos pueden utilizar una variedad de técnicas farmacológicas y no farmacológicas, para ayudar a las pacientes con el dolor de parto. Los embarazos de "bajo riesgo" se definieron como un escenario clínico para el cual no hay beneficio demostrable por la actitud intervencionista. Es importante destacar que la evidencia reciente sugiere que el inicio activo del trabajo de parto no ocurre hasta 5-6 cm, llevando a apoyar las definiciones actualizadas del trabajo activo y latente, donde "el manejo expectante es razonable" para las mujeres con 4-6 cm de dilatación, cuando el estado materno y fetal son tranquilizadores.
En este sentido se recomendó que las mujeres fueran admitidas sólo cuando alcanzaron el trabajo activo, lo que se asoció con tasas más bajas de uso epidural y aumento del trabajo de parto y menos tiempo en la unidad de parto, en comparación con las mujeres que fueron ingresadas inmediatamente.
Se recomendó una "unidad alternativa" para las mujeres en trabajo latente, donde las pacientes pueden descansar y recibir apoyo antes de la admisión en paritorio-dilatación. Incluso la rotura prematura de membranas para un embarazo de bajo riesgo no significa que la paciente deba ser automáticamente admitida e inducida. Citaron una revisión Cochrane que encontró que el manejo expectante estaba asociado con un menor riesgo de corioamnionitis, endometritis y admisión en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Pero no se ha determinado la duración óptima de la conducta expectante que maximiza las posibilidades de trabajo espontáneo mientras se minimiza el riesgo de infección.
Al examinar otras intervenciones, la amniotomía de rutina puede no ser necesaria para las mujeres con trabajo de progresión normal y sin evidencia de compromiso fetal, y que la auscultación intermitente con dispositivos Doppler manuales (en contraposición a la frecuencia cardíaca fetal electrónica continua), puede ser una opción para las mujeres de bajo riesgo.
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