El síndrome de Rokitansky o síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser es un cuadro clínico malformativo congénito debido a trastornos severos en el desarrollo de los conductos de Müller, con el cual pacientes fenotípicamente femeninas presentan ausencia de vagina y de útero, pero cuentan con ovarios funcionales. Otras pacientes que presentan ausencia de vagina son aquellas con síndrome de insensibilidad androgénica, así como las personas transexuales.
El desarrollo sexual es igual que el del resto de mujeres porque sus ovarios funcionan y producen hormonas. No obstante, el síntoma principal es la ausencia de la primera regla del ciclo menstrual. En otros casos sí está presente el cuerpo uterino, aunque falta el cuello y la vagina y, por tanto, presentan menstruaciones ocultas o retrógradas hacia el abdomen. Esto es debido a la agenesia vaginal o cérvico-vaginal. La ausencia de vagina es generalmente total, lo que imposibilita además las relaciones sexuales completas.
Por otra parte, otras pacientes que también presentan ausencia total de vagina son aquellos casos con síndrome de insensibilidad androgénica (CAIS, por sus siglas en inglés), como el síndrome de Morris; así como aquellas personas transexuales.
Ante la ausencia de tratamiento, la solución pasa desde hace años por la creación de vaginas artificiales para que, al menos, la paciente pueda practicar sexo con normalidad. También se está comenzando a hacer trasplantes uterinos de parientes próximas, una técnica que parece estar ganando terreno y que se muestra esperanzadora... De hecho, hace unos meses tuvo lugar el primer caso de una paciente a la que no solo logramos conectar el útero a esa vagina artificial, sino que también se logró un embarazo espontáneo. Parece que ambas intervenciones (la implantación de la neovagina y el trasplante de útero) van de la mano pero, en cualquier caso, el desarrollo de una vagina artificial siempre es el primer paso.
Un nuevo diseño de prótesis neovaginal desarrollado en tres dimensiones desde la Universidad Miguel Hernández de Elche facilita la técnica de McIndoe para crear una cavidad artificial en aquellas pacientes que presentan ausencia de vagina. El modelo de prótesis neovaginal, desarrollado a su vez con tecnología 3D dota al nuevo diseño con la forma y las medidas adecuadas a través del empleo de ácido poliláctico, que hace a la prótesis menos pesada
El destino de esta especie de molde es ser introducida temporalmente en el espacio definido entre la vejiga y el recto de mujeres con agenesia vaginal y en intervenciones de cambio de sexo mediante la intervención quirúrgica, conocida como técnica de McIndoe, para crear una cavidad vaginal artificial con un diámetro luminal adecuado. El procedimiento consiste en hacer un espacio quirúrgico en el lugar de la vagina, tomar un injerto de piel del muslo o de la nalga de la mujer y aplicarlo sobre el molde para introducirlo en ese hueco y que se pegue esa piel a las paredes formando la vagina artificial.
De esta forma, el extremo superior de la prótesis está destinado a quedar introducido en el interior del espacio definido quirúrgicamente, mientras que el inferior queda en el exterior, sobresaliendo ligeramente del introito vaginal. El extremo superior del cuerpo principal tiene una geometría redondeada, con un primer orificio pasante definido en su superficie para drenaje de líquidos y secreciones hacia el exterior, a través del interior hueco de este cuerpo principal. En cambio, el extremo inferior comprende un segundo orificio pasante para permitir la salida de los líquidos recogidos.
Por otra parte, la prótesis se realiza mediante modelado con impresora 3D para dotarle de la forma y las medidas adecuadas, a través del empleo de ácido poliláctico, (PLA, por sus siglas en inglés), un material biocompatible y estimulante de la regeneración epitelial que da lugar a una prótesis de peso reducido.
Además, este diseño se concibe para que la técnica de Mclndoe pueda hacerse sin necesidad de injertos de piel, es decir, solo con la prótesis y un recubrimiento adicional de la misma con malla biocompatible y biodegradable, en vez del injerto de piel de la propia paciente. Este método permite realizar una cirugía menos invasiva y sencilla, reduce las cicatrices dérmicas posteriores y aporta a la usuaria mayor comodidad y funcionalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario