La clave está en la identificación de marcadores en el ADN que indican la presencia de cáncer de mama y pueden ser detectados a través de la sangre. Tras las primeras investigaciones realizadas, los científicos van a iniciar ahora un ensayo con 500 mujeres que participan en un programa de cribado de este cáncer. Una vez tomadas las muestras sanguíneas, se comparará el ADN de aquéllas a quienes ya se les ha diagnosticado la enfermedad con el de mujeres sanas, para estudiar si los marcadores que se detectaron en el ADN son consistentes.
Si una mujer tiene cáncer de mama se podría conocer precozmente analizando el ADN en su sangre. Esto significa que las mujeres podrían someterse a una prueba anual de sangre en lugar de una mamografía, lo que evitaría la preocupación y la ansiedad que experimentan las mujeres cuando después de la mamografía se les llama para someterse a más investigaciones. Todo para que al final descubran que no tienen cáncer.
La prueba podría indicar también qué tipo de fármacos pueden ser más efectivos para cada subtipo del tumor de cada paciente y si estos fármacos están funcionando correctamente para el control del tratamiento.
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