Según un nuevo estudio realizado por Gregg Adams, de la University of Saskatchewan en Saskatoon, Canadá, el semen de los mamíferos no es sólo un vehículo para transportar espermatozoides, sino que también parece desempeñar un papel crucial en el desencadenamiento de la ovulación. Los científicos descubrieron que una proteína de los fluidos sexuales era como una señal hormonal en el cerebro femenino. Esto desencadena la liberación de otras hormonas que indican a los ovarios que liberen un óvulo y por tanto, podría determinar la fertilidad e infertilidad en las mujeres.
Se encontró esta proteína en una gran variedad de mamíferos, desde las llamas, vacas, conejos y hasta en los humanos. Dicen que esto implica que juega un papel importante en la reproducción en todos los mamíferos. Los mamíferos machos tienen glándulas sexuales accesorias que secretan fluido seminal, pero el papel de este líquido y las glándulas que lo producen no son bien entendidos. A partir de los resultados de estas investigaciones, ahora sabemos que estas glándulas producen grandes cantidades de una proteína que tiene un efecto directo sobre la mujer.
La proteína en cuestión, que se denominó Factor de Inducción de la Ovulación (OIF) es la misma molécula que regula el crecimiento, mantenimiento y la supervivencia de las células nerviosas (Factor de Crecimiento Neuronal) y funciona a través del hipotálamo del cerebro femenino. Esta parte del cerebro conecta el sistema nervioso con el sistema endocrino (un sistema de glándulas que secretan hormonas a la corriente sanguínea) a través de la glándula pituitaria o hipófisis.
Los autores del estudio sugirieron que el semen también puede modificar el estado de ánimo. Después de todo, contiene estrona, oxcitocina, cortisol, serotonina y melatonina, compuestos químicos estrechamente ligados a la felicidad, lo que hace suponer que el semen puede tener propiedades antidepresivas.
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