Las tasas de supervivencia materna y de pacientes libres de progresión de la enfermedad, no fueron significativamente diferentes para los cánceres en estadio precoz, si la quimioterapia se inició durante el embarazo o se retrasó hasta después del parto. La quimioterapia se basó en antraciclina en los segundo y tercer trimestres del embarazo.
Los bebés nacidos de estas mujeres tuvieron un menor peso al nacer para la edad gestacional que los no expuestos en el útero. Esta diferencia no se correlacionó con el número de ciclos de quimioterapia, que probablemente es clínicamente irrelevante (porque bajo peso al nacer no afectaría a un bebé sano). La tasa combinada de los efectos secundarios, malformaciones o complicaciones del recién nacido fue de 15% en los expuestos durante la gestación en comparación con el 4% en los no expuestos. Sin embargo, éstos aparecieron en su mayoría relacionados con el nacimiento prematuro, con una tasa de 16% en los bebés nacidos antes de las 37 semanas.
No se registraron malformaciones graves en los niños expuestos a quimioterapia, y la tasa de malformaciones en general no difiere de la de la población en general. Como señalaron los investigadores, "ninguno de los niños se exponen a la quimioterapia durante el primer trimestre y las malformaciones pueden ocurrir sólo durante ese tiempo." Restricción del crecimiento intrauterino, talla, índice de Apgar, los niveles de hemoglobina, leucocitos y los recuentos de plaquetas no fueron diferentes por la exposición a la quimioterapia.
"Sin embargo, es alentador tener más evidencia que sugiere que la quimioterapia durante el embarazo no parece aumentar el riesgo de manera espectacular a las mujeres o sus fetos durante la fase de embarazo."
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