La Prolactina, hormona polipeptídica producida en las células alfa lactotropas de la neurohipófisis, tiene como funciones principales en la mujer, la lactogénesis (inicio y mantenimiento de la lactancia), función luteotrófica aunque a grandes dosis inhibe a la progesterona, función de abolición de la secrección de LH y por tanto inhibe el feedback positivo de los estrógenos y además, altera el metabolismo de los andrógenos.
Cuando los niveles de prolactina son elevados estamos ante una Hiperprolactinemia, situación muy común entre las mujeres con una prevalencia del 4%. Puede elevarse debido a cambios en el ciclo y de esta forma suele aparecer en la fase lútea del ciclo, en las fases de sueño REM y en situaciones de stress, coito, cirugías, estimulación de pezón y también durante el embarazo y puerperio lactante.
La Hiperprolactinemia más frecuente se debe a hiperplasia de células lactotropas o adenomas hipofisarios, pero también puede darse en otras situaciones como en el Síndrome de ovarios poliquísticos, Hipotiroidismo, alteraciones mentales y fenómeno de rebote de anovulatorios
Hay una variedad muy frecuente que es la Hiperprolactinemia yatrogénica debida a fármacos que disminuyen los niveles de Dopamina, como Sulpiride, Metoclopramida, Opiáceos, Neurolépticos, Cimetidina, Verapamilo, Fenotiacinas, Reserpina y por supuesto antidopaminérgicos directos como Bromocriptina (Parlodel), Lisuride (Dopergin), Cabergolina (Dostinex) y Quinagolida (Norprolac).
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