
Al analizar solo las pacientes que tomaban suplementos de calcio de forma habitual, se observó un aumento del 86% de las posibilidades de sufrir un infarto, comparado con las que no lo tomaban. Sorprendentemente, ingerir una cantidad similar de calcio con la dieta no implicaba ningún riesgo. Parece ser que el calcio de la dieta se toma en pequeñas cantidades durante todo el día y se absorbe lentamente provocando pequeños cambios en el nivel del calcio de la sangre.
Son los picos en el nivel de calcio de la sangre que se producen con la ingestión de suplementos de calcio, los que parecen favorecer la formación de placas de ateroma en la circulación, por lo que se sugiere que el calcio circulante canaliza el proceso aterogénico favoreciendo la formación de trombos.
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