lunes, 23 de diciembre de 2024

LA SEXUALIDAD ES FLUIDA. EL GENERO ES INMUTABLE. SOMOS DIFERENTES

Los hombres tienen 36 billones de células y las mujeres 28 billones; cada célula masculina tiene un cromosoma X e Y, cada célula femenina tiene cromosomas XX. Los cromosomas X e Y son diferentes: los cromosomas X tienen alrededor de 900 genes codificadores de proteínas y el cromosoma Y más pequeño tiene alrededor de 100.

Las personas pueden expresar su sexualidad de muchas maneras, pero su género subyacente permanece inmutable. Ninguna cirugía o terapia hormonal puede alterar, al menos por el momento, la composición genética de una persona y su impacto en prácticamente todos los órganos y sistemas del cuerpo. 

Para ilustrar, el sistema inmunológico de una mujer es inherentemente diferente al de un hombre. El sistema inmunitario de una futura madre se adapta para evitar que su cuerpo rechace al feto. Investigaciones recientes han demostrado que esta capacidad es mucho más sofisticada de lo que se pensaba, de hecho, el sistema inmunológico de las mujeres cambia a lo largo del embarazo de una manera altamente orquestada.

Estas diferencias de género dan lugar a una respuesta inmunitaria alterada en hombres y mujeres genéticos. Aunque las mujeres son menos vulnerables a algunas enfermedades infecciosas que los hombres, son más propensas a desarrollar enfermedades autoinmunes como el hipotiroidismo o la artritis reumatoide. De hecho, las mujeres tienen niveles absolutos de anticuerpos más altos que los hombres, y los (auto)anticuerpos se asocian con la mayoría de las enfermedades autoinmunes. Las mujeres tienen hasta cuatro veces más riesgo de padecer enfermedades autoinmunes en comparación con los hombres.

Otro ejemplo de la diferencia genética entre hombres y mujeres es nuestro corazón. El corazón de una mujer es más pequeño que el de un hombre y sus paredes son más delgadas, además, las venas son más finas. El corazón de una mujer bombea más rápido que el de un hombre, pero el corazón de un hombre expulsa más sangre con cada bombeo. El estrés hace que el pulso de la mujer aumente, lo que hace que se bombee más sangre. Para los hombres, las arterias se contraen, lo que provoca un aumento de la presión arterial. Como resultado de estas diferencias, las enfermedades cardíacas en hombres y mujeres difieren y la terapia debe ajustarse en consecuencia. 

Si bien factores influyentes como la cultura y la familia juegan un papel en la determinación de las diferencias universales entre los géneros, hay un elemento más fundamental en juego: el desarrollo neurológico. Las investigaciones muestran que hay diferencias en la química y la estructura del cerebro, lo que puede ayudar a explicar cómo los hombres y las mujeres piensan y procesan de manera diferente, así como por qué cada uno puede ser más susceptible a diferentes condiciones de salud. Los estudios muestran que los cerebros de los hombres son un 10% más grandes que los de las mujeres, pero este hecho no tiene ningún impacto en la inteligencia.

Una parte del cerebro masculino es más grande que el femenino: el lóbulo parietal inferior, que está relacionado con la resolución de problemas matemáticos, la velocidad de cálculo y la estimación del tiempo. Las mujeres tienden a tener un hipocampo más grande y más densidad de conexión neuronal, lo que significa que pueden procesar y absorber más información emocional y sensorial. Las mujeres suelen tener centros verbales a ambos lados del cerebro, mientras que los cerebros de los hombres suelen tener sólo centros verbales en el hemisferio izquierdo, como resultado, las mujeres muestran una mayor aptitud para la cognición social, como la empatía y la comunicación verbal.

William Bologna

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