Más del 60% de las mujeres se ven afectadas por ITU en sus vidas, lo que supone un costo de más de 2 mil millones de dólares al año en Estados Unidos. Se informa que en el 70% al 80% de los casos de ITU recurrentes se producen infecciones a pesar de la supresión activa con antibióticos.
En mujeres con hipoestrogenismo, el estrógeno vaginal se considera el tratamiento estándar para prevenir las ITU recurrentes. Sin embargo, la literatura que respalda el uso de estrógeno vaginal en este contexto se limita a pequeños ensayos clínicos, y el ensayo más citado utiliza una forma de estrógeno que no está disponible en Estados Unidos.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio de cohorte retrospectivo y multicéntrico para evaluar la asociación entre el estrógeno vaginal y las ITU recurrentes. El estudio se realizó en Kaiser Permanente Southern California (KPSC), una gran organización de atención administrada con instalaciones de laboratorio y farmacia.
Los participantes incluyeron mujeres de 18 años o más con un diagnóstico de ITU recurrente y una receta de estrógeno vaginal otorgada entre el 1 de enero de 2009 y el 31 de diciembre de 2019. Dado que el estrógeno vaginal a menudo se receta a pacientes con atrofia vulvovaginal debido a la deficiencia de estrógeno, las pacientes a las que se les recetó estrógeno vaginal para ITU recurrentes se consideraron hipoestrogénicas.
Dado que no se utilizaron restricciones de edad ni de diagnóstico de menopausia en el estudio, también se incluyó a mujeres con otras causas de deficiencia de estrógeno, como la ooforectomía, la lactancia materna, la supresión del eje hipotalámico-hipofisario-ovárico o la insuficiencia ovárica. Se definió la ITU recurrente como 3 o más cultivos de orina positivos en los 12 meses previos a la prescripción de estrógeno vaginal.
Se consultaron las bases de datos de farmacia para obtener información sobre las prescripciones de estrógeno vaginal, incluyendo todas las formas de estrógeno vaginal. Los criterios de exclusión incluyeron no completar las prescripciones iniciales de estrógeno vaginal, el uso de hormonas anticonceptivas vaginales, no tener membresía continua en KPSC en el año anterior y posterior a la fecha de la prescripción índice, y tener un diagnóstico que llevara a la exclusión.
La frecuencia de las ITU en los 12 meses posteriores a la prescripción índice de estrógeno vaginal se midió como el resultado principal del estudio. Se definió un cultivo de orina positivo por 1000 unidades formadoras de colonias o más por mL en al menos 1 uropatógeno. Se utilizó un período de separación de 14 días entre cultivos de orina positivos para medir eventos distintos.
La frecuencia de las ITU posteriores a la prescripción se midió como el resultado secundario, comparando entre mujeres adherentes y no adherentes a la aplicación de estrógeno vaginal. La adherencia se midió utilizando el número de recargas de estrógeno vaginal, considerándose baja adherencia sin recargas, moderada con 1 recarga, y alta con 2 o más recargas.
Se incluyeron 5638 mujeres en el análisis final, con una edad media de 70.4 años. La incontinencia urinaria fue la comorbilidad más común en el 40.1% de las pacientes, seguida de la diabetes en el 30.8%. Se observaron en promedio 3.9 episodios de ITU en el año antes de la prescripción de estrógeno vaginal. Esto se redujo a 1.8 después de la prescripción, disminuyendo en un 51.9%.
Se encontró una asociación entre la magnitud de la reducción de la recurrencia de ITU y la adherencia al tratamiento. El 55.3% de las mujeres informaron una experiencia de 1 o menos ITU en los 12 meses posteriores a la prescripción índice, y el 31.4% no tuvo experiencias de ITU. Se observó una disminución en la frecuencia media de ITU a lo largo de los 12 meses.
En general, estos resultados indicaron tasas reducidas de ITU recurrentes tras el uso de estrógeno vaginal. Los investigadores concluyeron que este estudio respalda el uso de estrógeno vaginal para tratar a mujeres con ITU recurrentes.
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