Los análisis del estudio de la Asociación de Perforación y Expulsión de Dispositivos Intrauterinos (APEX-IUD, por sus siglas en inglés) evaluaron los registros de salud de Kaiser Permanente del Norte de California, el Sur de California y Washington, además del Instituto Regenstrief de intercambio de información de atención médica en Indianápolis, Indiana.
De 228 834 personas de 50 años o menos con inserción de DIU entre 2001 y 2018 y sin parto en las 52 semanas anteriores, el 80,7 % tenía un sistema intrauterino liberador de levonorgestrel (DIU-LNG), el 18,0 % un UDI de cobre y el 1,3 % desconocido.
Cualquier diagnóstico previo de sangrado menstrual abundante fue más común entre las usuarias de DIU-LNG que entre las usuarias de DIU de cobre: 21,2 % frente a 4,8 %, respectivamente. Se incluyeron tanto las expulsiones completas como las expulsiones parciales. El tiempo máximo de seguimiento fue de 10 años, con un seguimiento medio de 2,0 años.
En general, hubo 6.762 expulsiones, para una tasa de incidencia bruta de 14,9 por 1000 años-persona (intervalo de confianza [IC] del 95%: 14,6 a 15,3).
El diagnóstico de sangrado menstrual abundante, especialmente un diagnóstico en períodos recientes y pasados, fue el indicador más fuerte para la expulsión del DIU.
Las categorías con el mayor riesgo de expulsión del DIU dentro de cada factor de riesgo incluyeron personas diagnosticadas con sobrepeso, obesidad u obesidad mórbida; grupos de edad más jóvenes, en particular los de 24 años o menos; y aquellos con una paridad de 4 o más.
La incidencia y el riesgo más bajos de expulsión del DIU se encontraron entre las mujeres blancas no hispanas, mientras que las asiáticas o las isleñas del Pacífico tenían el riesgo más alto, después de ajustar por edad, raza y etnia, paridad, índice de masa corporal (IMC), sangrado menstrual abundante, dismenorrea, y posibles factores de confusión.
Sin embargo, la dismenorrea no se relacionó de forma independiente con el riesgo de expulsión cuando se ajustó por sangrado menstrual abundante.
“La mayoría de los factores de riesgo de expulsión identificados en este estudio parecen consistentes con factores fisiológicos conocidos que afectan la anatomía y fisiología uterina”.
Un mecanismo potencial para un mayor riesgo de expulsión es la conexión entre una mayor inflamación y una mayor adiposidad.
También puede ser más difícil colocar un DIU en el fondo del útero, debido a la constitución corporal de las mujeres obesas, lo que tal vez lleve a un mayor riesgo de expulsión.
El análisis respalda el hallazgo de estudios previos que muestran que el riesgo de expulsión es un predictor más fuerte entre las personas más jóvenes que usan un DIU de cobre que un DIU-LNG.
Los autores especularon que las nulíparas más jóvenes tienen un mayor riesgo de expulsión del DIU debido a una cavidad uterina más pequeña y una colocación más difícil del DIU debido a la nuliparidad.
Los resultados de raza y etnicidad deben interpretarse con cautela, según los autores, porque estos factores son construcciones sociales que no están enraizadas en diferencias biológicas. Las diferencias raciales y étnicas en los factores de riesgo de expulsión diagnosticados, junto con las construcciones culturales, pueden explicar las mayores diferencias de riesgo de expulsión por raza y etnia en el grupo de DIU-LNG.
Los factores de riesgo también pueden diferir entre expulsiones parciales y completas. Además, es posible que se hayan extraído algunos DIU mal colocados por elección individual y no por la posición del DIU.
“Los dispositivos intrauterinos son un anticonceptivo eficaz a largo plazo; la expulsión es poco común, pero se debe aconsejar a los pacientes en consecuencia”
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