Elegir entre la lactancia materna y la lactancia artificial es una de las primeras decisiones que tienen que tomar los padres en ciernes. La Academia Americana de Pediatría (AAP) coincide con organizaciones como la Asociación Médica Americana (American Medical Association, AMA), la Asociación Dietética Americana (American Dietetic Association, ADA) y la Organización Mundial de la salud (OMS) al recomendar la lactancia materna como mejor opción para alimentar a un bebé. La lactancia materna contribuye a la defensa contra las infecciones, a prevenir alergias y a proteger contra diversas afecciones crónicas.
La AAP afirma de forma drástica que las madres deberían alimentar a sus bebés exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses. A partir de ese momento, la AAP anima a las madres a continuar con la lactancia materna por lo menos hasta los 12 meses y durante más tiempo si tanto la madre como el bebé así lo desean.
Pero aunque los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés, la lactancia materna no siempre es posible. En muchos casos, la decisión de dar el pecho o el biberón al bebé se basa en criterios de comodidad y estilo de vida y en consideraciones médicas específicas.
Para aquellas mujeres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden no hacerlo, las leches infantiles son una buena alternativa saludable. Algunas mujeres se sienten culpables por no amamantar a sus bebés. Pero, si usted alimenta a su bebé con una leche artificial comercializada, podrá tener la seguridad de que las necesidades nutricionales del pequeño para crecer y desarrollarse estarán absolutamente colmadas. Y podrá establecer un vínculo emocional con su bebé igual de fuerte que si amamanta. Después de todo, independientemente de que lo alimente con leche materna o artificial, las tomas serán un momento de gran conexión e intimidad entre usted y su pequeño.
La decisión de amamantar o dar el biberón a su bebé es una decisión muy personal. De todos modos, hay algunas consideraciones que tal vez quiera tener en cuenta antes de decidir qué es mejor para usted y para su recién nacido.
Los objetivos de lactancia materna para 2020 son aumentar la proporción de lactantes amamantados en cualquier momento al 81.9%, a los 6 meses al 60.6%, exclusivamente durante 3 meses al 46.2% y exclusivamente a través de 6 meses 25.5%. Las tasas de lactancia materna exclusiva entre 3 y 6 meses son más bajas para los bebés negros y los bebés de madres que son jóvenes, solteras, menos educadas y que viven en áreas rurales. Las bajas tasas actuales de continuidad y exclusividad de la lactancia materna, particularmente para los bebés negros, sugieren que los bebés y las madres no reciben los máximos beneficios para la salud. Estas diferencias contribuyen a las disparidades de salud infantil, infantil y adulta.
Los beneficios de la lactancia materna incluyen un menor riesgo de obesidad infantil y adulta y un menor riesgo de diabetes, hipertensión y enfermedad cardiovascular. Algunas barreras específicas para la continuación de la lactancia materna después del alta hospitalaria incluyen la falta de conocimiento por parte de las madres y los proveedores de los beneficios para la salud relacionados con la dosis, el conocimiento de que pequeñas cantidades de calostro en los primeros días después del parto son suficientes para satisfacer las necesidades de un recién nacido a término, inadecuado apoyo familiar y social, nivel de comodidad con alimentación con fórmula, empleo y prácticas de cuidado infantil, y falta de modelos a seguir para la lactancia materna.
Las principales organizaciones médicas consideran la lactancia materna como la mejor opción nutricional para los bebés, pero realmente no es la mejor opción para todas las madres y su imposición a ultranza puede ser también perjudicial. Las leches infantiles comercializadas son una alternativa nutritiva muy válida a la leche materna y hasta contienen algunas vitaminas y nutrientes que los bebés amamantados deben obtener mediante suplementos.
Fabricadas en condiciones de esterilidad, las leches artificiales intentan reproducir las propiedades y composición de la leche materna utilizando una compleja combinación de proteínas, azúcares, grasas y vitaminas que sería imposible fabricar artesanalmente en casa. Por lo tanto, si usted decide no amamantar a su bebé, es importante que le dé solamente leche infantil comercializada en vez de intentar elaborar una en casa.
Aparte de los motivos médicos que pueden desaconsejar la lactancia materna, a algunas mujeres amamantar a sus bebés les resulta demasiado difícil o estresante.
He aquí otros motivos que pueden llevar a una mujer a elegir la lactancia artificial:
- Comodidad. Cualquiera de los dos progenitores (o cualquier otro cuidador) puede darle el biberón al bebé en cualquier comento (aunque esto también se puede hacer cuando la madre se extrae leche). Esto permite que la madre comparta con el padre la tarea de alimentar al bebé y ayuda a este último a involucrarse más en este crucial proceso y en la formación del vínculo que suele conllevar.
- Flexibilidad. Una madre que alimenta a su bebé con leche artificial tiene la libertad de dejar al pequeño con el padre u otro cuidador sabiendo que lo podrán alimentar durante su ausencia. No necesitará extraerse leche ni organizarse el horario de trabajo u otras obligaciones y actividades en función de las tomas del bebé. Tampoco necesitará buscar un lugar recogido cuando tenga que alimentar al bebé en público. De todos modos, si la madre sale de casa con el bebé, necesitará llevar encima provisiones para poder prepararle biberones.
- Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. Puesto que la leche artificial se digiere más despacio que la materna, los bebés alimentados con leche artificial generalmente necesitan alimentarse menos frecuentemente que los amamantados.
- Dieta. Las mujeres que optan por la lactancia artificial no necesitan preocuparse de que lo que coman o beban pueda afectar a sus bebés.
Al igual que con la lactancia materna, la lactancia artificial también plantea algunos retos.
- Organización y preparación. Siempre se debe tener suficiente leche artificial a mano por si fuera preciso y se debe saber cómo preparar los biberones. Las leches en polvo y las condensadas se deben preparar con agua esterilizada (que se deberá hervir hasta que el bebé tenga por lo menos seis meses). Las leches infantiles que se venden listas para el uso y que se pueden verter directamente en el biberón sin añadir agua tienden a ser más caras.
- Los biberones y las tetinas se deben esterilizar antes del primer uso y luego lavarse después de cada toma (esto también es aplicable a los biberones de leche materna previamente extraída). Los biberones y las tetinas pueden transmitir bacterias si no se lavan adecuadamente, y lo mismo ocurre con la leche artificial no conservada en envases estériles.
- Los biberones que se dejan fuera de la nevera durante más de una hora y cualquier cantidad de leche artificial que quede en el biberón después de una toma deben desecharse. Los biberones preparados no se deben guardar en la nevera durante más de 24 a 48 horas (lea la etiqueta del producto para más información).
- Algunos padres calientan el biberón antes de dárselo al bebé, aunque generalmente no es necesario hacerlo. No se debe utilizar nunca el microondas para calentar biberones porque se puede crear peligrosas “burbujas o puntos calientes”.
- En lugar de ello, si su bebé prefiere el biberón caliente, coloque el biberón frío debajo de un chorro de agua caliente durante unos minutos. También puede calentar el biberón en una cacerola con agua (al baño María) y, antes de dárselo al bebé, comprobar la temperatura dejando caer una o dos gotas en la cara interna de la muñeca.
- Carencia de anticuerpos. Ninguno de los importantes anticuerpos que contiene la leche materna se encuentra en la leche artificial, lo que significa que esta no proporciona al bebé la protección añadida contra las infecciones y las enfermedades que proporciona la leche materna.
- Coste económico. La leche artificial cuesta dinero. Las variantes en polvo son las más baratas, seguidas de las concentradas, siendo las más caras las que se venden listas para el uso. Y las leches especiales (por ejemplo, de soja o hipoalergénicas) son más caras -a veces mucho más caras- que las básicas.
- Posibilidad de producir gases y estreñimiento. Los bebés alimentados con leche artificial son más proclives a tener gases y a hacer deposiciones duras que los alimentados con leche materna.
- Imposibilidad de reproducir la complejidad de la leche materna. Las leches artificiales están lejos de reproducir la complejidad de la leche materna, que cambia a la par de las necesidades nutricionales del bebé.
En conjunto, los bebés amamantados tienen menos problemas digestivos que los alimentados con leche artificial. La leche materna tiende a digerirse con mayor facilidad, por lo que los bebés amamantados tienen menos episodios de diarrea o estreñimiento.
Las principales ventajas de la lactancia artificial son:
- Permite una mayor flexibilidad y libertad de movimientos a la madre y del padre pues pueden turnarse en la alimentación del bebé por motivos de trabajo o bajas.
- Se evitan casos de depresión postparto si dificultad para la alimentación del bebé (no subida de la leche) o que no se enganchan fácilmente al pecho.
- Permite conocer la cantidad exacta de leche que toma el niño.
- La madre no debe adaptar su propia alimentación en función de la lactancia.
- Recuperación más rápida a la vida normal.
- Se evitan problemas de mastitis, abscesos mamarios, grietas del pezón y mamas péndulas y caídas en el futuro.
Al hablar con nuestras pacientes nos damos cuenta de la importancia de entender por qué algunas de ellas deciden no dar el pecho. En algunas situaciones los altercados se superan y se puede amamantar con éxito. Pero no siempre se quiere o se puede. Y cuando alguien decide cambiar la leche materna por la fórmula alternativa, también necesitan apoyo y comprensión. Porque estas madres no deberían enfrentarse al juicio negativo de la sociedad por su decisión, sino ser apoyadas como cualquier otra madre. Al fin y al cabo todas quieren lo mismo: que sus hijos estén sanos y sean felices.
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