La necesidad urgente de orinar y la inhabilidad de controlar esos deseos, pone en verdaderos aprietos y situaciones difíciles a muchas personas. Pero muy pocas lo admiten públicamente. Especialmente por temor a la burla, tabúes sociales y desconocimiento. Y es que ese escape involuntario o pérdida del control de la vejiga, que se conoce como incontinencia urinaria, puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona. Lo peor de todo es que a veces no buscan ayuda porque les avergüenza admitir que padecen esta afección.
Últimamente ha habido más información y anuncios (sobre incontinencia) que han ayudado a la gente a expresar por lo que están pasando y a buscar ayuda. Es una situación muy incómoda, en que la persona huele mal y muchas veces ni sale de su casa (por el temor de que le pase en público). Hoy día hay tratamiento efectivo para más del 90% de las condiciones que pueden causar incontinencia urinaria.
"No fue así para Raquel, una asistente administrativa quien acepta que, a los 45 años, empezó a notar que tenía ese problema pero prefirió guardar silencio por temor a las burlas.
Esa primera vez no alcancé a llegar al baño y aunque nadie lo vio, me sentí muy avergonzada, agrega. Según dice, por lo ajetreado de su trabajo se había acostumbrado a contener los deseos de orinar y se mentalizaba para resistir y así adelantar labores. Así que pensó que el goteo inicial, se debía a eso. Pero con el tiempo, dice que comenzó a tener mayores dificultades. A veces corría pero aún así no llegaba a tiempo. Era una situación muy frustrante que me afectaba mucho porque sentir que te mojas y que no lo puedes evitar causa mucha ansiedad. Al punto que evitaba salir a actividades por temor a que no me diera tiempo a llegar a un baño o por la vergüenza de que los demás sintieran el olor a orina, así que finalmente buscó ayuda médica y descubrió que había formas de controlar su afección que, en su caso, se debía a una vejiga hiperactiva, un trastorno que se caracteriza por el deseo repentino de orinar, así como por frecuencia o urgencia.
Y aunque no existe un perfil definido del paciente de incontinencia, se sabe que afecta en mayor proporción a la población femenina, así como a las personas de edad avanzada. Por ejemplo, se estima que una de cada tres mujeres padece de vejiga hiperactiva, mientras que en algunos hombres el trastorno puede estar relacionado con problemas de próstata.
“La incontinencia urinaria puede ocurrir hasta en un 20% de la población pero es más común entre las mujeres”. Puede haber también causas relacionadas a problemas anatómicos o debido a cirugías previas que provocan daños a los nervios del área. Además de enfermedades como el Parkinson, problemas neurológicos o espinales, así como paraplejias que pueden provocar incontinencia urinaria
Cabe resaltar, sin embargo, que lo más importante para un tratamiento efectivo es una buena evaluación médica. En caso de duda, se debe hacer un estudio urodinámico, para evaluar cómo funciona el aparato urinario inferior (vejiga y uretra) así como la capacidad vesical (qué volumen de líquido puede albergar) y acomodación (elasticidad) de la vejiga. Además de placas de la vejiga, un estudio de la función del esfínter y una citoscopía (para evaluar vejiga). “Esa evaluación la hace el urólogo y es muy importante para que el paciente reciba el tratamiento de acuerdo a la causa de su incontinencia”
Para complicar más las cosas, vivimos en una sociedad donde somos un poco crueles en nuestras evaluaciones. Por eso se oyen expresiones como “los viejos se mean encima, babean, se les derrama todo, son como niños chiquitos". Todo esto provoca mucha ansiedad, frustración y definitivamente, depresión. En ese sentido, la ansiedad de qué puede pasar si no encuentra un baño a tiempo, la preocupación de si no le da tiempo a llegar y se orina encima, el temor de que los demás se den cuenta y se burlen, definitivamente inciden en la calidad de vida de la persona y, a largo plazo, tiene otros efectos en el estado mental y emocional de la persona.
En el mercado también existe una gama de medicamentos -transtermales (parchos para la piel), por boca o intravesicales (que se insertan en la vejiga)- que ayudan a controlar efectivamente los síntomas. Los fármacos antimuscarínicos son el primer eslabón en el tratamiento, actuando como sedante del músculo detrusor de la vejiga, pero no es eficaz más que en un 50-60% de pacientes y tienen secundarismos molestos como la sequedad de boca.
En el mercado también existe una gama de medicamentos -transtermales (parchos para la piel), por boca o intravesicales (que se insertan en la vejiga)- que ayudan a controlar efectivamente los síntomas. Los fármacos antimuscarínicos son el primer eslabón en el tratamiento, actuando como sedante del músculo detrusor de la vejiga, pero no es eficaz más que en un 50-60% de pacientes y tienen secundarismos molestos como la sequedad de boca.
La terapia InterStim utiliza impulsos eléctricos suaves para estimular el nervio sacro situado próximo al cóccix, en la parte inferior de la espalda. Este nervio controla la vejiga y los músculos que participan en la función urinaria. Es útil para ciertos pacientes, que no han respondido a otras terapias, debido a que la estimulación de ese nervio es capaz de aliviar los síntomas de la incontinencia de urgencia y los síntomas significativos de la urgencia-frecuencia y de la retención urinaria.
Sin embargo, en el tratamiento también se debe incluir la modificación de conducta que va dirigida a que el paciente aprenda a contraer su vejiga cuando tiene episodios de urgencia para que los vaya retrasando y que no sean tan frecuentes.
Esta modificación también debe incluir, ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Se trata de los ejercicios de Kegel, recomendados para mejorar la tonicidad y el soporte de los músculos, lo que contribuye a la prevención de la incontinencia urinaria.
Las inyecciones de Botox también se utilizan en pacientes que no han respondido positivamente a otros tratamientos. La toxina botulínica, que interfiere con las señales nerviosas en los músculos y los paraliza, en cierto grado elimina o controla los espasmos que producen los síntomas de la vejiga hiperactiva.
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