lunes, 6 de agosto de 2012

Dr. GOOGLE ABRE CONSULTA

Los enfermos españoles tienen otro referente. Por lo menos, esos dos tercios de la población que utilizan Internet. El doctor Google está aquí para quedarse y los expertos vaticinan que cada vez tendrá más pacientes. La encuesta "los ciudadanos ante la e-salud", que se presentó el pasado lunes, lo confirma. “La gente llega a la consulta habiendo mirado Google. Esa conducta está aquí para quedarse”. Eso es normal y hasta bueno, aunque suponga presión para los profesionales. El estudio, que presentó Pedro Martín, director del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones del ministerio, recoge esta tendencia, aunque no de una manera generalizada. Según la encuesta, hecha en 2011 a 5.500 personas, un 29,7% de los pacientes había consultado Internet antes de ir al médico; al salir de consulta lo hace el 54,6%.

Hay que tener en cuenta que ese 29,7% se aplica a los internautas, lo que quiere decir que la cifra real es un tercio menos (aproximadamente el 62% de los españoles usa Internet).Todas las estadísticas dicen que los ciudadanos de quien más se fían es de su médico”. Pero es normal que, en un sistema masificado donde no hay tiempo para una consulta rápida, al paciente le surjan dudas y acuda a Internet.
La inevitabilidad de esta injerencia del doctor Google es tal que, proponen que los médicos “prescriban webs”. En eso coinciden con los pacientes: un 78,2 lo quiere. Con ello ganarían confianza y evitarían uno de los riesgos de Internet: que no filtra la información. Cualquier entrada sobre salud tiene, a priori, las mismas posibilidades de ser consultada, provenga de una sociedad científica, de una publicación respetada, o sea un despropósito.
Así visto, el asunto es de temer. Pero parece que luego no es para tanto. Los ciudadanos buscan primero noticias de sociedades científicas y oficiales, o web privadas (revistas, periódicos). Y se fían más (y no demasiado: suspenden a todas) de las primeras. En este ejercicio de discriminación, pagan incluso justos por pecadores. Las webs de las asociaciones de pacientes, por ejemplo, no gozan de mucha credibilidad, aunque son preferidas a las redes sociales.
Pero la cibersalud va más allá de las meras consultas de los pacientes. Los profesionales saben muy bien la utilidad de los buscadores, y muchos estudios no se podrían hacer —o serían infinitamente más farragosos— sin su ayuda. Algún ensayo ha demostrado que si se incluyen en un buscador los síntomas correctos, este acierta el diagnóstico más del 50% de las veces.Aparte de la idea de que los médicos receten webs, hay otra en marcha que no acaba de cuajar: la de que las páginas se certifiquen, es decir, que reciban un aval de una autoridad. 
En muchos casos, la presencia física es fundamental. Otra cosa es la utilidad de ciertas herramientas. Y hay otra opción: la de usar el correo electrónico. El sistema de salud público español no lo permite, y solo es posible con pacientes seleccionados. Pero no es tan imposible que haya modificaciones a medio plazo. “Eso puede ahorrar, y el dinero es el motor del cambio”.

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